- Bajo el lema “nos une el amor”, más de 250 personas se han congregado en Bujedo (Burgos) desde el jueves 6 hasta el domingo 10 de abril, para celebrar la tradicional Pascua lasaliana.
En el año 2019 tuvo lugar la última Pascua de Bujedo antes de la pandemia. Han tenido que pasar cuatro años para volver a disfrutar de una tradición pastoral tan importante, intensa y vinculante para los jóvenes como esta; por esta razón, la alegría y la emoción de volver a juntarse se hizo notar pronto.
El encuentro dio comienzo el jueves 6 de abril con un tiempo amplio de comida compartida, que dio pie a los reencuentros y las presentaciones; juegos, canciones y bailes dinamizaron la primera toma de contacto entre los asistentes para dar entrada a la vivencia del Triduo Pascual.
La fiesta del reencuentro pronto dio paso a la toalla, el amor fraterno y la entrega del Jueves Santo. El grupo teatral Metamorfosis Palencia, tomó las riendas del primer momento de la tarde para poner en escena “La revolución de la toalla” y situar a los presentes en la vivencia de la Pasión. Seguidamente, familias y jóvenes tuvieron que ponerse en el rol de “maestros de la costura” para profundizar sobre el sentido del servicio, la entrega y la dedicación a los demás, que culminó con la celebración del Getsemaní en un clima de oración más íntimo y personal.
El desafío de Jesús -que da título a la Pascua de Bujedo- requiere la vivencia de la cruz de Jesús, de las cruces del mundo y de las propias cruces. El Viernes Santo puso su primer paso en el gran museo de la cruz, un conjunto de experiencias dinamizadas para experimentar y conocer de primera mano las miserias y los dramas del mundo. La guerra, el odio, la indiferencia, el egoísmo, la violencia la injusticia y la muerte viven presentes en el “Via Crucis” de nuestra humanidad, y por esta razón los presentes llevaron su vida a la cruz -al estilo de Taizé- para celebrar el amor con mayúsculas.
Y del madero, al sepulcro y a la alegría del Resucitado del Sábado Santo. La experiencia de rememorar la muerte de Jesús llevó a los participantes a salir a los caminos y buscar respuestas, en concreto a los pueblos de Ameyugo y Valverde de Miranda. Al más puro estilo de Emaús, los presentes tuvieron la posibilidad de caminar acompañados para compartir su testimonio y escuchar las vivencias personales de “resurrección” de los animadores. En este “retorno a Galilea”, pusieron su granito de arena los payasos de hospital del grupo Caza Sonrisas, abriendo su experiencia vocacional a todos los presentes, que no perdieron detalle alguno de lo compartido.
El sepulcro estaba vacío y la alegría estaba sembrada en el ambiente del encuentro; el canto celebrativo y la hoguera abrieron paso a la celebración de la Vigilia Pascual desde una sola convicción: en la fiesta de la vida, más allá de las cenizas, seguimos amenazados de resurrección.
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Enlaces:
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