Más de 350 personas vibraron al ritmo de la Pascua de Bujedo.

Del 17 al 20 de abril, el Monasterio de Bujedo de Candepajares se convirtió en el corazón de la Pascua para más de 350 personas procedentes de las obras educativas del sector Valladolid, Madrid y Valencia-Palma. Bajo el lema “Cuida tu corazón, de él brota vida”, los participantes vivieron una experiencia profunda de fe, encuentro y reflexión, organizada en tres niveles: jóvenes de 1º de Bachillerato (Nivel 1), de 2º de Bachillerato y universitarios (Nivel 2), y adultos y familias (Nivel 3).

El Jueves Santo, tras la bienvenida y la comida compartida, destacó por el taller de interioridad en torno al pan, que permitió a los jóvenes conectar con el símbolo central del día desde lo personal e íntimo. La jornada culminó con la celebración de la cena del Señor en el claustro bajo del monasterio y una noche de oración en Getsemaní, marcada por el servicio, el silencio y la contemplación.

El Viernes Santo se centró en el juicio y pasión de Jesús, con una representación vivencial por “territorios” temáticos que permitió a cada grupo recorrer momentos clave del camino hacia la cruz. Durante la tarde, la lectura de la Pasión y los talleres en torno a la oración universal ofrecieron espacios de reflexión profunda sobre las heridas del mundo, seguidos de la adoración a la cruz, momento central de la vivencia pascual.

El Sábado Santo fue día de preparación y escucha activa. Por la tarde, se ofrecieron testimonios especialmente significativos: Iñaki Asegurado y Cristina Illera, profesores del colegio Nuestra Señora de Lourdes (Valladolid), compartieron con los jóvenes del Nivel 1 su vivencia de fe y acompañamiento. En paralelo, Alberto Díez, cooperante de Cáritas Valladolid, ofreció a los niveles 2 y 3 un testimonio de compromiso con los más vulnerables. La Vigilia Pascual, preparada con esmero por todos los grupos, se vivió como una auténtica fiesta de luz, vida y esperanza, que tuvo como colofón final el tradicional chocolate y visualización de fotos que sellaron el ambiente fraterno vivido a lo largo de la experiencia. Las despedidas se vivieron con la alegría de lo compartido y la certeza de llevarse en el corazón una vivencia que transforma.

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